

Anécdotas
Exposición:
Radioteatro: breves historias
Junta de Censura al radioteatro
En Medellín se estableció una Junta de Censura para las transmisiones de radioteatro. En tono socarrón era nombrada como la “honorable Junta”, y desde el inicio de sus funciones circulaba un chascarrillo que apuntaba a la falta de conocimientos de sus integrantes sobre la materia que examinaban, lo cual causaba continuas fricciones entre los empresarios de radioteatros y la junta. El chiste que circulaba y era conocido ampliamente, decía que en una de las reuniones, en medio de una discusión y cuando los ánimos estaban más caldeados, uno de los empresarios le preguntó a un miembro de la junta: “Y dígame, don Carlos, ¿cuál le parece a usted mejor de estos dos autores, Jacinto Benavente [dramaturgo] o El Gran Galeoto?” [título de un drama]… A lo cual don Carlos respondió: “Pues, hombre, claro que Benavente”
[Tomado de: revista Micro, núm. 5, marzo de 1940, p. 10].
El éxito del radioteatro
Según encuestas de la Radio Nacional en Bogotá, durante 1940 y 1941, los oyentes preferían escuchar obras de teatro que música y conferencias. Y según una encuesta de la revista Micro en Medellín sobre locutoras, locutores y programas preferidos, más del 90% de los radioescuchas votaron por Marina Ughetti que dirigía radioteatros y seriales dramatizados.
Estas cifras tan halagadoras cambiarían un tiempo después.
García y su faceta de payaso
Dado el cariz chocarrero y bufonesco que el maestro Santiago García imprimía a algunas de sus anécdotas, con motivo de la invitación que el gobierno nacional extendió al director artístico Seki Sano, para que viniera a entrenar a los artistas que actuarían en televisión, García contaba, de manera muy graciosa, que esa era una historia tragicómica o cómicotrágica. Según sus palabras, corría el año de 1954 “durante la dictadura militar del general Gustavo Rojas Pinilla, se inauguró la televisión en nuestro país. Y los actores que fueron a trabajar allí provenían de la radio; tenían muy buena voz, pero sus figuras eran muy extrañas, muy raras, eran muy feos, pero tenían bellas voces”. Como sus oyentes se reían por los gestos que García hacía, seguía su narración y la remataba diciendo que esos actores se habían formado en la Radiodifusora Nacional “desde hacía largo tiempo” y tenían “barros y forúnculos”.